REQUIEM
Bienintencionados ejércitos,
acuden en pos
de mi salvación.
En sus alforjas
vacías de comprensión.
albardas que atenacen
las alas,
promesas de metas
promesas de metas
cercanas y sensatas,
me ofrecen.
Razón, razón, razón,
ella acallara
el ruido interior,
es su repetido estribillo.
Retornan premuras
huyen las musas,
sendero
de maleza invadido,
de
horizontes huérfana
mi mirada.
Tronadas de
rutinaria música,
ensordecen mis oídos.
Golpean hasta con rabia,
Mermadas las fuerzas
con el constante martilleo,
me arrastra su corriente.
Posición fetal,
Retina oculta,
oídos cerrados,
sellados labios.
Silencio…
Paz…
Reposo…
tenue resplandor,
resquicio de sonrisa
en mis labios.
En el paladar
agridulce sensación,
por aquellos
jirones de vida,
jirones de vida,
que en el camino
quedaron.
4 de septiembre del 2013
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